Seguía cayendo… y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los gratos y no tan gratos momentos de su vida. Pensaba que iba a morir; sin embargo, de repente, sintió un tirón muy fuerte que casi lo partió en dos… Sí, como todo un alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
Después de un momento de quietud, suspendido por los aires, gritó con todas sus fuerzas:
- ¡Ayudame Dios mío!…
De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
- ¿Qué quieres que haga, hijo mio?
- Sálvame, Dios mío.
- ¿Realmente crees que te puedo salvar?
- Por supuesto, Señor.
- Entonces, corta la cuerda que te sostiene
Hubo un momento de silencio y quietud y el hombre se aferró más a la cuerda...
Cuenta el equipo de rescate que al día siguiente encontrarón colgado a un alpinista muerto, congelado, agarrado fuertemente con las manos a una cuerda… a tan solo un metro del suelo.
¿Como esta tu fe?
Esta reflexion nos deja una gran enseñanza, muchos veces decimos y hablamos de la fe con mucha elocuencia, pero cuando debemos practicarla, muchas veces entra en nosotros la duda bloqueando de inmediato nuestra comunion con Dios.
Este alpinista sentia que no tenia salida, pero se acordo que habia un Dios, le oro y Dios le contesto dandole una salida para salvar su vida, sin embargo esta persona habiendo escuchado la voz de Dios, no le creyo y dudo en gran manera y lamentablemente murio.
¡¡¡Cuantas bendiciones recibiriamos si verdaderamente confiaramos en Dios!!!
Y le dijeramos a él, haz conmigo como tu quieras
No debemos dudar porque la duda mata la fe.
Dios te bendiga.
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